Entrada

Los libros cuentan historias.

Pero los libros no serían libros sin páginas y letras

al igual que las historias no serían historias sin personajes ni sucesos.

El alma de la novela reside en el corazón del escritor, y después en el del lector.

El alma de la novela te hará volar. Con alas de magia. Con plumas de tinta.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Atrapada: Capítulo 2

Un golpe. Seco, fuerte. Hizo que mi cuerpo rebotara contra el techo del lugar donde estaba. La oscuridad era total. Poco a poco, la niebla espesa que había cubierto mi mente, se fue despejando. Estaba en un sitio pequeño. Intenté moverme pero esta vez tenía las manos atadas a la espalda y las piernas también. Aún así, por la forma del lugar, supe que estaba dentro de un maletero. Un maletero de un coche.
Y entonces lo recordé.
La imagen del hombre golpeó mi mente como una masa, y me mareé sin ni siquiera haberme movido. Había vuelto. ¿Por qué se empeñaba en seguirme?
Noté que por la ansiedad, por el miedo, por la rabia, y por todos esos sentimientos a los que ni siquiera podía dar nombre empezaba a llorar. Intenté mantenerme en silencio, pero no fui capaz. Sollocé y sollocé, aterrada.
¿Qué iba a pasar? ¿Qué quería esta vez?
La última vez que le había visto había sido cuando dos policías se lo llevaban, sacándolo de mi antigua casa. Él no había opuesto resistencia, pero sabía que mientras su cara estaba tranquila, dentro de él un terremoto y una tormenta arrasaban su interior. No le culpaba por ello. Era normal, después de lo sucedido.
Pero sí que le culpaba de los cardenales que decoraron mi cara, mi cuello y mis brazos durante semanas, de las lágrimas que empañaron mis ojos por las noches, de mis miradas furtivas por la calle, esperando que cualquiera se acercara a mí e intentara matarme.
Y por aquella experiencia es por lo que ahora estaba angustiada, por aquella noche en la que él se enteró de algo de lo que no debía saber nada, aquella noche en la que la casa estaba llena de botellas vacías de cerveza y coñac, aquella noche en la que, como otras muchas veces, yo llegué a casa y le respondí mal. Sabía que estaba bebido, claro que lo sabía, pero nunca se había atrevido a pegarme. Ni siquiera me había tocado ni una vez hasta entonces.
Por eso ahora la angustia se apoderaba de mi corazón, la angustia por no saber lo que me iba hacer, la angustia por no saber cuánta culpa tendría yo de lo que iba a suceder.
Había pasado tanto tiempo... tanto, tanto tiempo... Si aquella noche no hubiese quedado tan grabada en mi piel, en mi alma, no le recordaría... habían pasado tantos años, tantas cosas... pero aunque hacía años que no le veía, su imagen había visitado mis sueños más dulces más de una vez, convirtiéndolos en pesadillas horribles de las que la única forma de escapar era despertarme de madrugada con la piel empapada en sudor y con lágrimas en mis ojos.
Sí, la verdad era que había sido una tortura. Toda mi existencia desde aquella horrible noche había sido una mierda. No sabía porque no había logrado superarlo, pero la cosa es que seguía allí, clavada en mi corazón como una espina, en mi mente como la arena que se te queda en los pies después de estar en la playa... crees que no está, pero en el momento más inesperado te das cuenta de que está ahí, y no eres capaz de quitártela por completo.
Así había sido mi vida desde entonces... Desde aquella noche...
De pronto, la luz bañó el maletero. Habían abierto la puerta.
Entrecerre los ojos para intentar distinguir algo. Lo único que vi fue su silueta a contraluz. Se agachó y me cogió en brazos. Su aliento apestaba a ron. Me cogió con una mano y con la otra cerró el maletero. En ese momento podía haberme liberado, pero no valdría la pena. Ya estaba cansada de luchar, de forcejear, de intentar fingir que él no existía. Tarde o temprano me volvería a encontrar y yo ya no podía soportar más pesadillas. Así que, esta vez sería a la segunda, a la vencida.
Me llevó despacio por un corredor alumbrado con la luz mortecina de las lámparas. Después me sentó en una silla. Yo lo veía todo como si fuera otra persona, como si el cuerpo que estaba allí sentado no fuera el mío; supongo que estaba en estado de shock. Entonces, con sus dedos rugosos, me abrió la boca y un líquido ácido recorrió mi boca hasta llegar hasta mi garganta, y después siguió su camino, dejando un sabor desagradable tras de sí.
Entonces me volvió a coger en brazos. Me llevó a otra habitación, que estaba a oscuras. Me tumbó sobre algo blando; una cama. Entonces, para mí sorpresa, empezó a desatarme los pies. Pero entonces me di cuenta de que no los sentía.
El líquido ácido. Me estaba desmayando de nuevo. Me pregunté si recordaría todo esto al despertar. Entonces me pregunté si volvería a despertar.
Noté que todo mi cuerpo se dormía. Entonces, justo cuando mi vista empezaba a volverse borrosa, su cara apareció ante mis ojos, sonriente de nuevo.
Seguramente me mataría mientras dormía. Era mi último segundo en este mundo. Por eso, y como la poción ya casi me había dormido por completo, sólo tuve fuerza para pronunciar una palabra, una palabra que hizo que su sonrisa se congelara en sus labios.
- Papá...

2 comentarios:

  1. COMO!!! El tio que apesta a ron es su padre sube mas pronto o me dara un infarto!!!

    ResponderEliminar
  2. muchas gracias por tu apoyo, lydia, de verdad =) subiré más tan pronto como pueda ^^

    ResponderEliminar

¡Deja volar tu imaginación y comenta! Estaré encantada de leer todo lo que tengas que decir, siempre y cuando lo hagas con respeto. ¡Di lo que piensas!

Para afiliarme:

Elige banner en la pestaña Afiliados.