Entrada

Los libros cuentan historias.

Pero los libros no serían libros sin páginas y letras

al igual que las historias no serían historias sin personajes ni sucesos.

El alma de la novela reside en el corazón del escritor, y después en el del lector.

El alma de la novela te hará volar. Con alas de magia. Con plumas de tinta.

domingo, 31 de octubre de 2010

Atrapada: Capítulo 6

Sé que he tardado mucho en subir más, pero por fin aquí lo tenéis: el sexto capítulo de Atrapada. Espero que os guste y comentéis especulando sobre la historia o simplemente dando vuestra opinión.

La mano nudosa me apretó la muñeca con tanta fuerza que tuve que soltar el cuchillo, que cayó estrepitósamente al suelo.
Yo jadeé mientras él se levantaba, agarrándome todavía por la muñeca. Su cara se estaba convirtiendo poco a poco en una máscara de furia contenida, y sentí que me mataba con la mirada.
No dijo nada, sólo gruñó, pero me empujó poco a poco hasta que estuve entre él y la pared.
-¿Qué se supone que ibas a hacer?- susurró, todavía con la cara desfigurada de ira.
Yo sólo tragué saliva, no contesté. Estaba intentando concienciarme sobre lo que iba a pasar ahora. Había perdido. Le había despertado, y ahora iba a morir. La partida había terminado.
-¡Contesta!- me gritó a la cara. Me arrojó el aliento al rostro, pero me di cuenta de que no apestaba tanto a alcohol como otras veces. Aún así, todavía tenía un toque a ron.
Me zarandeó agarrándome por los hombros, y yo empecé a sollozar sin poder controlarme.
Mierda. Lo único que me faltaba: parecer una niña indefensa ante él. No quería que se compadeciera de mí.
-¿Qué? ¿Ahora lloras? ¿Después de lo que me has hecho? ¿Tú lloras?
Y no pude más.
-Yo no te he hecho nada- susurré, con cada vez más fuerza-. Yo no te he hecho nada. Has sido tú el que...
-¿El que qué? Venga, niña, dímelo. ¿Qué te he hecho yo?
Tardé un segundo en responder, pero cuando lo hice no pude evitar gritar.
-¡¡Me has destrozado la vida!!- chillé, y pataleé y me resistí hasta que me soltó.
Podía haber escapado, es verdad. Pude haber corrido, abierto la puerta y haberme escondido en la calle. Podría haber sido libre.
Pero no sé... supongo que la amargura pudo conmigo. Me deslicé hacia abajo, apoyada en la pared, y me acurruqué en el suelo, llorando y sollozando, sin mirarle a los ojos.
Él me miró con los ojos entrecerrados, con las manos en los oídos. Supongo que tendría resaca y mi grito le había molestado. Genial. Una razón más para abofetearme.
-¿Y tú?- me dijo entonces, señalándome con el dedo índice- ¿Y tú? ¿O acaso eres la única víctima de esta historia? ¿No has hecho nada? ¿Eres inocente?
Fui a contestar: "¡pues claro!", pero algo me lo impidió.
¿Era cierto? ¿Había sido completamente buena y no había hecho nada?
Él se alejó. Se sentó en el sofá con rostro abatido.
-Tú me has destrozado la vida también- dijo, mirándome con los ojos empañados.
Entonces me di cuenta de lo que había sufrido. Tenía unos cuarenta años, pero su cara estaba tan demacrada que no aparentaba menos de cincuenta.Su pelo estaba demasiado largo, despeinado y grasiento, y su barba delataba que no se había afeitado como mínimo en una semana. Pero lo peor eran sus ojos.
Profundos pozos azules de sufrimiento, arrepentimiento, dolor... Ojos marcados por ojeras de noches de llanto incesante, ojos húmedos por recuerdos enlatados en el corazón, pero que ahora por fin se liberaban, a base de lágrimas.
Me compadecí de él.
Una malvada vocecilla en mi interior dijo que quizá él tenía razón, quizá yo lo había fastidiado todo, pero la mandé callar. ¡Yo no era la culpable de nada!
-No es mi culpa- dije, furiosa-. ¡Fuiste tú el que decidió incharse a beber después de que muriera mamá, fuiste tú el que me gritaba cada minuto, tú el que me provocaba pesadillas!
Él suspiró y fue a decir algo, pero yo ya no podía parar. Debía echarle todas las cosas en cara, ahora o nunca.
-¡Nunca limpiabas la casa, siempre estabas hecho una mierda, vivíamos muy justos de dinero porque no te daba la gana de trabajar y te despidieron! ¿Crees que eso era una buena vida? ¡Incluso mamá me trataba mejor que tú, y eso que la odio!
De pronto se levantó y me puso en pie de un tirón. Respiraba entrecortadamente y sus ojos brillaban de ira, otra vez.
-Nunca... jamás... vuelvas a... hablar así... de tu madre. ¿Entendido? ¡Ella era...!
De repente se detuvo, y su cara mostró confusión. Yo sabía por qué: acababa de recordar que ella le había traicionado, que se había acostado con otro y que por eso yo no era hija suya.
-No vuelvas a hablar mal de ella- susurró, y se fue a su habitación, cerrando la puerta con un portazo, y dejándome sola en la habitación, libre de elegir.Entre la puerta a su habitación, y la puerta a la calle.
Libre de elegirle a él o a la libertad.

7 comentarios:

  1. yupii ya tenia ganas de que lo pusieras xD
    Está geniaal!!
    +++! jajaja

    nos vemoos! muaas!

    ResponderEliminar
  2. jejej gracias Sombrerera! la verdad es que ya era hora, espero subir más pronto el siguiente ^^

    un beso!

    ResponderEliminar
  3. Ayyyy Diosssss!!!! como nos dejas así??? En menuda encrucijada que esta la pobre... Yo no sabría que elegir, porque por un lado el padre da pena, pero después de todo lo que le ha hecho...aunque tuviera una razón...no se, ni idea de lo que haría XD

    ResponderEliminar
  4. sí, la verdad es que yo tampoco sabría qué elegir... es muy complicado xD

    ResponderEliminar
  5. pe-pe-pe-pero nos dejas así!!! Tu relato me ha hecho llorar! QUE SE SUPONE QUE VA A ELEGIR !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! sube mas pronto por favor!!!!

    ResponderEliminar
  6. ¡¿que te ha hecho llorar?! no será tan malo, no?? ;) era broma! jajaja
    subiré más cuando pueda, de verdad, y prometo que no me demoraré tanto como la última vez! ^^

    ResponderEliminar

¡Deja volar tu imaginación y comenta! Estaré encantada de leer todo lo que tengas que decir, siempre y cuando lo hagas con respeto. ¡Di lo que piensas!

Para afiliarme:

Elige banner en la pestaña Afiliados.